• Sinopsis

    Julietta es una joven mujer que es atropellada de noche en las calles de Waterbill City, donde es salvada por un vampiro y mas tarde recogida por su mejor amiga, Isabella Vantherfiel, la cual le ayuda en su nueva vida como neófita. Ahora ha vuelto al pueblo...

  • Personajes

    Conoce a cada personaje de esta historia de vampiros, brujas, licantropos, demonios, ángeles... ¿A que esperas? Adentrate en las afueras de Richmond

  • Capitulos

    No te pierdas ningún capitulo de esta historia. Adentrate en este viejo pueblo y averigua que es eso oscuro que acecha a nuestros personajes.

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sábado, 22 de febrero de 2014

Capitulo 2 - El baile de las sombras (Parte 1)



—¿Preparada?—preguntó Bella haciendo algunos estiramientos con su cuello—Aún estás a tiempo de decir que no quieres entrenar.
—Te lo he dicho como cien veces esta mañana—dijo poniendo los brazos en jarra sobre sus caderas.—Si QUIE-RO.
—Está bien, está bien...—asintió con la cabeza y la coleta rizada que tenía atada dio algún que otro bote inquieto.—Venga, pégame.

Julietta pestañeo de seguido varias veces, asimilando las palabras de Isabella.
—¿Qué, qué?
—Qué me pegues. Vamos Julietta, no tengas miedo de darme dos puñetazos, no siento el mínimo dolor.                                      
Julietta cerró sus puños y se los puso delante de su cara, en postura de guardia, de algo le sirvió ver los programas de lucha en la televisión. Se acercó a Bella con precaución y deslizó su puño sobre su estomago, no obstante, Isabella le esquivó girándose hacia un lado. Después de eso, la vampiresa cogió sus puños cerrados y le tiró al suelo. Julietta se apartó el cabello de la cara y se vio rodeada de tierra.
—¿Enserio hacia falta volarme por los aires?—dijo levantándose.—Esto es imposible.
—Venga, si acabamos de empezar.—le animó quitándose la chaqueta deportiva azul que vestía, dejando ver sus proporciones que le favorecían.—Para empezar, los puños nunca sobre la cara, siempre en el pecho.
Julietta siguió sus indicaciones y se puso de nuevo en guardia. Isabella le ayudo a colocar bien las piernas y Julietta no pudo evitar ser tan torpe y tambalearse hacia los lados.
—Vale, ahora dame algunas patadas. Recuerda ir a los puntos débiles, cabeza, cuello y vientre.
Julietta comenzó a lanzar patadas como si su vida dependiera de ello. Bella las esquivaba casi todas y unas gotas de sudor empezaban a danzar por la frente de la neófita. Julietta cogió del cuello a Bella y le estampó contra uno de los arboles que tenía cerca. Forcejearon con los brazos e Isabella le dio una patada en el vientre, apartándose de ella. Julietta corrió hacia ella y dio un gran salto pasando por encima de la cabeza de Bella. Cogió los brazos de la joven rubia y con una patada en la espalda le tiró al suelo. Julietta no puedo evitar una pequeña risa de satisfacción.
—Vaya...—comentó Bella levantándose del suelo y quitándose algunas hojas que se habían alojado en su cabello.—No está nada mal para ser la primera vez.
—¿Me darás algún premio?
—Mas quisieras, cariño.—contestó dándole un leve codazo.—Sigamos, te falta mucho por aprender.
Julietta y Bella continuaron entrenando como media hora mas, aunque el tiempo para Julietta pasó muy velozmente. Al acabar, recogieron sus cosas y volvieron a la Mansión Vantherfield, donde allí esperaba Amy sentada en el porche con una carta entre sus manos. Isabella corrió y no dudo en preguntar que era aquel manuscrito.
—Es una invitación.
Julietta llegó segundos mas tarde y pasándose la mano por la frente se posó al lado de Bella.
—¿Una invitación a que...?—no pudo resistirse en preguntar.
—Esperar, os la leo.—dijo humedeciéndose los labios. Cogió la carta y comenzó a leer lo que en ella decía:

19-10-14    RESIDENCIA HULFREYED - RICHMOND
Saludos, queridas Isabella y Amelia. ¿Cómo están? Hace tiempo que no me pongo a escribir y estoy algo oxidado, así que perdonar mis modales...
Esta invitación es solo para invitaros a un baile de bienvenida a una nueva neófita que me han dicho  que estais cuidando. Me alegraría mucho si decidierais asistir, sería un placer volver a hablar con ustedes y sobre todo, conocer a la chica.  Será este sábado por la noche.
Os estaré esperando.
Atentamente: Michael.

—¿Para mi?—preguntó asombrada Julietta.—¿Un baile?
—¡Que bien!—exclamó Isabella dando algún que otro salto.—Hace tiempo que no se celebra nada, y empezaba a preocuparme. Será genial. Aunque habría que comprar unos vestidos...
—Sí, eso suena bien.—comentó Amy.
—Julietta, Vamos a ducharnos y vayamos de compras. Eso te sentará genial.
—De acuerdo...—dijo medio sonriendo Julietta.
La idea no sonaba mal, aunque hace mucho que no iba a comprarse ropa. Y menos para comprarse vestidos y llevar tacones para bailar. En su anterior vida como humana, con solo cinco centímetros de alto, ya se hubiera caído al suelo. Pero supuso que no estaría mal intentar aprender.
Julietta se fue directamente hacia la ducha para quitarse todo rastro de tierra y sudor de su cuerpo. Se desvistió e introdujo sus pies en el plato de ducha. Deslizó la cortina de baño azul y abrió el grifo graduando la intensidad del agua. Enseguida el vapor nublo el cristal que estaba colgado el la pared de azulejos blancos y una temperatura candente inundó el lugar. Julietta mantenía sus manos en su cabello, quitando todo resto de jabón que pudiera quedar. En ese momento agachando la cabeza, visualizó que el agua enseguida se transformo en insectos de color negro. Julietta gritó alarmada y tropezando cayó de bruces, llevándose consigo la cortina. Bella tocando varias veces en la puerta, entró decidida.
—¿Que ocurre?
—¡E-el agua se c-convirtió en bichos totalmente asquerosos!—alcanzó a decir.
—Oh, vamos, no digas tonterías, Julie.—dijo abriendo de nuevo el grifo, esta vez, salía agua caliente.—¿Ves? No hay rastro de ningún insecto.
—P-pero...estaban ahí, Bella. Yo los he visto, estoy segura.
—Venga, deja las bromas para después, tenemos poco tiempo. Termina de ducharte y vestirte, Amy y yo te esperamos abajo.—dijo cerrando la puerta del baño detrás de ella.
Julietta suspiró pesadamente, quitándose la cortina de encima. Salió de la bañera y se tapó con una delicada toalla verde oscura que le cubría parte del cuerpo. Se desenredó el cabello y lo secó con el secador, recogiéndolo después en una esbelta coleta rizada. Fue a la habitación de invitados a vestirse, no sin antes observarse al espejo. Tenía mejor aspecto, ni una sola imperfección en el rostro, incluso el pelo mas largo y ondulado. Cogió una camiseta roja de algodón y unos jeans ajustados. Se calzó esta vez con unas botas marrones de cuero y alrededor de su cuello, tapando aun la mordedura (ya casi desaparecida), se ató un pañuelo gris.
Bajó a la planta baja, donde les esperaban Amy y Bella. Ambas estaban emocionadas con el tema del baile, se había anunciado que sería de media etiqueta, y eso les encantaba. En el coche, Bella dejó escapar un pequeño gesto de sorpresa al  Julietta comentarle que no había ido a ningún baile como ese, ni menos bailado.
—Al menos sabrás bailar un simple Vals, ¿verdad?—preguntó Amelia.
Julietta negó con la cabeza levemente.
—No me gusta bailar.—confesó.—Acabaría cayéndome como tropecientas veces y con un brazo o una pierna rota...
—No te preocupes, Julietta. Te enseñaré algunos trucos para que no tropieces.—comentó Bella aparcando el coche delante de una tienda de vestidos.
 El escaparate estaba repleto de telas de diferentes colores y trajes de distintas formas. Julietta tragó saliva y se dignó a empujar la gruesa puerta de cristal.
Amy e Isabella se apresuraron en coger varios vestidos para probarse. Julietta, sentada en uno de los sofás de la tienda, se conformaba con observar las prendas que los clientes habían dejado tirados. Había una dependienta a su lado doblando camisetas. Tenía el cabello liso y sedoso, de un color rojo oscuro. Sus ojos eran pequeños y su altura no alcanzaba el metro sesenta y siete.
—¿Estás buscando algo en especial?—preguntó amablemente la dependienta.—Puedo ayudarte si quieres.
—No, gracias. Solo estoy acompañando a unas amigas.
—Está bien. Si necesitas algo estaré aquí si me necesitas.
—Lo tendré en cuenta, gracias.—sonrió Julietta.
Ella se levantó del sofá y se dirigió a los probadores, donde Bella discutía con Amy porque el vestido le quedaba demasiado pequeño y no subía la cremallera.
Julietta apretó sus labios aguantando la risa y se sentó al lado de los vestidos que ambas habían elejido.
—Tiene que cerrar, Amy. Es mi talla, y como comprenderás, no habré engordado en las ultimas veinticuatro horas...Los vampiros no engordan—bufó Bella.—Ciérralo con fuerza.
—Esto no cierra, Bella.
Julietta observó un vestido aguamarina, con pequeños encajes en la zona de la cintura. Era largo y pomposo, con un escote acabado en pico. Lo cogió entre sus manos y se lo lanzó a Isabella.
—¿Por qué no te pruebas el azul?—sugirió.
—Si, pruébate ese.—le siguió Amelia.—Ese color te sienta mejor.
Bella fulminó con la mirada a Amy y cogió el otro vestido adentrándose de nuevo en el probador.
Amy tenía puesto un vestido negro ceñido, con pequeños diamantes  en la parte de abajo, creando un degradado brillante. Le quedaba bastante bien, se veía genial.
—¿Ya tienes tu vestido, Julietta?—preguntó Amelia.
—No, lo mas seguro me ponga algún vestido que tenga por el armario. No quiero gastar mucho.—confesó.—Además, no soy mucho de vestidos.
—¿¡Como dices!?—exclamó Bella desde el probador.—¡Julietta, búscate un vestido ahora mismo! ¡No me hagas salir medio vestida del probador y pedirle a la chica que te ayude!
—Está bien...—suspiró desganada, saliendo afuera a buscar a la chica de antes.
La gente compraba ansiosa y hablaba demasiado alto. Julietta caminaba entre la multitud hasta encontrar a la dependienta pelirroja que aun se mantenía doblando camisetas.
—¿Es demasiado tarde para aceptar tu propuesta por ayudarme?
—Claro que no.—sonrió amablemente.—¿Qué estás buscando?
—Un vestido de fiesta. Algo sencillo, que no sea muy llamativo...
—Acompáñame, creo que tengo uno perfecto para ti.
La empleada le cogió de la mano, arrastrándole hacia el almacén, donde plastificado se encontraba un vestido color negro. No tenía ningún encaje, ni era largo. La falda era lisa, el cuello era redondo y apenas tenía mangas. Julietta lo cogió entre sus manos y después de darle las gracias a la chica, fue directa al probador, donde Bella ya se había puesto el vestido y daba vueltas como tal niña pequeña con su vestido de comunión.
Julietta ingresó al probador y corrió la cortina naranja algo estropeada. Desenfundo el traje y se lo probó.
—¿Ya estas lista?—preguntó desesperada Isabella.—Llevas mas de diez minutos ahí dentro.
—No estoy segura de esto, Bella. El vestido es mas corto de lo que pensaba.
—Sal para que te veamos, Julietta. No seas tímida.
Julietta salió del probador con la cabeza agachada y con las mejillas sonrojadas. Apenas dio dos pasos hacia delante con los tacones y ya se tubo que agarrar a la pared. Bella y Amy sonreían entusiasmadas.
—Es genial como te queda, Julie. Resalta tus ojos. Y además te hace buena figura...—comentó Amelia.—Debes comprarlo.
—Estoy totalmente de acuerdo con Amy.
Julietta asintió con la cabeza y volvió para quitarse el vestido de encima.


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