Volver a Cap.2 El baile de las sombras (Parte 2)
Al concluir, Julietta suspiró pesadamente y se dio media vuelta hacia las escaleras, torpemente se chocó con Jadelyn Obertrus. La bruja vestía un largo vestido blanco, bastante sencillo, con algún que otro encaje en la parte del escote. Mantenía su cabello suelto y rizado, adornado por un pequeño broche en forma de rosa sujetando parte de su flequillo.
—Ups, lo siento, Julietta.—se disculpó.—Vaya, que guapa estás. Ese vestido te sienta de maravilla.
—Gracias, tu también estás genial.—sonrió levemente por el cumplido.—Oye, quería darte las gracias por salvarme de ese...lobo.
—No es nada, tan solo ayudo a mis amigas.—Dijo poniendo su mano en el hombro de Julietta.—Ahora si me disculpas, hay una botella de vino esperándome.
—Adelante.—rió Julietta.
Julietta estaba subiendo las escaleras en ese instante cuando cogieron del brazo a Jadelyn. Ella se dio la vuelta y observó el rostro burlón de Isaac, el cual le apoyó contra la pared.
—Tu y yo tenemos asuntos pendientes...—comentó susurrando, pues acercándose a su rostro.
—Para nada. Ahora déjame tranquila, ¿quieres?—se intentó soltar del agarre.
—Oh, vamos, Jade. Me gustaría que volvieras a decir eso que me dijiste anoche...—comentó con una sonrisa burlona.—¿Como era? Ah, si. 'Isaac, yo te am...'
—Cállate.—le interrumpió poniendo su dedo indice entre sus fríos labios.—¿Acaso estás bebido?
—Un poco, pero no miento.—afirmó sonriendo, y en ese instante sus labios tocaron los de Jade, pues besándola.
Jade e Isaac siguieron hablando. Julietta solo andaba por los largos pasillos de la primera planta, buscando el lugar donde pudiera estar su padre, si es que de verdad estaba allí. Abrió rapidamente la una de las puertas al azar y en ellas se encontraba Orión sentado junto a la chimenea, con un vaso de whisky en la mano izquierda.
—Oh, lo siento, me equivoqué. Solo estaba buscando otra cosa y...—balbuceó avergonzada, pues cerrando la puerta.
—Tranquila, pasa.—comentó Orion antes de que se fuera. Dejo el vaso en la mesilla de cristal al lado del sofá donde permanecía sentado.—¿Una copa?
—No, no me apetece, gracias.—negó con la cabeza y se acercó a Orión, cerrando la puerta con cautela.
—Tu debes ser Julietta, ¿cierto?—le preguntó, saboreando aún el sabor del ultimo sorbo de whisky que se había quedado en sus labios.
—Sí, soy yo.—afirmó asintiendo con la cabeza.—¿Y tu eres...?
Orion agachó un tanto la cabeza, embozando una pícara sonrisa. Julietta se fijó en los leves hoyuelos que se le formaron en sus mejillas y un tanto incomoda esperaba una respuesta.
—Soy Orión Hulfreyed.
—Vaya, encantada de conocerte, Orión.—dijo haciendo una pequeña reverencia, que segundos despues pensó que puso parecer algo patetita, ya que casi se tropieza con los tacones.
>>Mierda. Muy bien Julietta, tu siempre tan patosa. Deberían de darte el premio a mejor caida del año.<< Pensó irónicamente para si misma.
Sus mejillas se enrojecieron al escuchar la leve risa de Orión, que volvía a cojer la copa entre sus manos. Él se terminó el resto de la bebida alcoholizada en un solo sorbo y clavó su mirada en Julietta.
—Dime, Julietta. ¿Qué estabas buscando?
—A mi padre, Angelo. Me dijeron que iba a asistir a la fiesta y aún no le he visto. Mas bien, no le he visto desde hace tres años.
—Angelo, um...—balbuceó levemente, rascándose con desdén su barbilla.—Me suena. Creo que la ultima vez dijeron que estaba en la azotea. Pero bueno, seguro que bajará ahora a ver a su encantadora, pero patosa, hija.—comentó con una sonrisa.
Aquella sonrisa parecía aturdir a Julietta, era embriagadora, con un toque de oscuridad y maldad a la vez. Sus dientes perfectamente alineados, de un color blanco impoluto, y sus labios finos y rosados. Varios golpes leves en la puerta, desconcentraron a Julietta de sus pensamientos cuando esta se abrió. La silueta de Jadelyn apareció.
—Julietta...—comentó al ver a su acompañante Orion, y no dudó en fruncir el ceño.—Todos están esperando para el baile oficial. Tenemos que bajar, no podemos empezar sin ti.
—Em, sí, claro.—asintió dirigiendose a la salida junto con la joven bruja.—Nos vemos luego, Orión, disfruta de la fiesta.
Orión asintió con la cabeza y Jadelyn cerró la puerta rapidamente, tirando a Julietta del brazo.
Parecía estar algo nerviosa, caminaba de una manera rapida y tintineante que a Julietta le estaba poniendo de los nervios.
—¿Se puede saber que te pasa?
—¿Qué te ha dicho? ¿De que habeis hablado?—espetó, poniendo sus manos en los hombros de la neófita.—No he notado buenas vibraciones allí dentro, Julietta.
—No ha pasado nada, Jade. Tan solo hemos hablado de mi padre...
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