• Sinopsis

    Julietta es una joven mujer que es atropellada de noche en las calles de Waterbill City, donde es salvada por un vampiro y mas tarde recogida por su mejor amiga, Isabella Vantherfiel, la cual le ayuda en su nueva vida como neófita. Ahora ha vuelto al pueblo...

  • Personajes

    Conoce a cada personaje de esta historia de vampiros, brujas, licantropos, demonios, ángeles... ¿A que esperas? Adentrate en las afueras de Richmond

  • Capitulos

    No te pierdas ningún capitulo de esta historia. Adentrate en este viejo pueblo y averigua que es eso oscuro que acecha a nuestros personajes.

  • Galería

    Fotos de cada capitulo de la historia y más. ¿Te lo vas a perder? ¡Échale un vistazo!

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sábado, 12 de abril de 2014

Cap.2 El baile de las sombras (Parte 3)


Volver a Cap.2 El baile de las sombras (Parte 2)

Al concluir, Julietta suspiró pesadamente y se dio media vuelta hacia las escaleras, torpemente se chocó con Jadelyn Obertrus. La bruja vestía un largo vestido blanco, bastante sencillo, con algún que otro encaje en la parte del escote. Mantenía su cabello suelto y rizado, adornado por un pequeño broche en forma de rosa sujetando parte de su flequillo.
—Ups, lo siento, Julietta.—se disculpó.—Vaya, que guapa estás. Ese vestido te sienta de maravilla.
—Gracias, tu también estás genial.—sonrió levemente por el cumplido.—Oye, quería darte las gracias por salvarme de ese...lobo.
—No es nada, tan solo ayudo a mis amigas.—Dijo poniendo su mano en el hombro de Julietta.—Ahora si me disculpas, hay una botella de vino esperándome.
—Adelante.—rió Julietta.

Julietta estaba subiendo las escaleras en ese instante cuando cogieron del brazo a Jadelyn. Ella se dio la vuelta y observó el rostro burlón de Isaac, el cual le apoyó contra la pared.
—Tu y yo tenemos asuntos pendientes...—comentó susurrando, pues acercándose a su rostro.
—Para nada. Ahora déjame tranquila, ¿quieres?—se intentó soltar del agarre.
—Oh, vamos, Jade. Me gustaría que volvieras a decir eso que me dijiste anoche...—comentó con una sonrisa burlona.—¿Como era? Ah, si. 'Isaac, yo te am...'
—Cállate.—le interrumpió poniendo su dedo indice entre sus fríos labios.—¿Acaso estás bebido?
—Un poco, pero no miento.—afirmó sonriendo, y en ese instante sus labios tocaron los de Jade, pues besándola.
Jade e Isaac siguieron hablando. Julietta solo andaba por los largos pasillos de la primera planta, buscando el lugar donde pudiera estar su padre, si es que de verdad estaba allí. Abrió rapidamente la una de las puertas al azar y en ellas se encontraba Orión sentado junto a la chimenea, con un vaso de whisky en la mano izquierda.
—Oh, lo siento, me equivoqué. Solo estaba buscando otra cosa y...—balbuceó avergonzada, pues cerrando la puerta.
—Tranquila, pasa.—comentó Orion antes de que se fuera. Dejo el vaso en la mesilla de cristal al lado del sofá donde permanecía sentado.—¿Una copa?
—No, no me apetece, gracias.—negó con la cabeza y se acercó a Orión, cerrando la puerta con cautela.
—Tu debes ser Julietta, ¿cierto?—le preguntó, saboreando aún el sabor del ultimo sorbo de whisky que se había quedado en sus labios.
—Sí, soy yo.—afirmó asintiendo con la cabeza.—¿Y tu eres...?
Orion agachó un tanto la cabeza, embozando una pícara sonrisa. Julietta se fijó en los leves hoyuelos que se le formaron en sus mejillas y un tanto incomoda esperaba una respuesta.
—Soy Orión Hulfreyed.
—Vaya, encantada de conocerte, Orión.—dijo haciendo una pequeña reverencia, que segundos despues pensó que puso parecer algo patetita, ya que casi se tropieza con los tacones.
>>Mierda. Muy bien Julietta, tu siempre tan patosa. Deberían de darte el premio a mejor caida del año.<< Pensó irónicamente para si misma.
Sus mejillas se enrojecieron al escuchar la leve risa de Orión, que volvía a cojer la copa entre sus manos. Él se terminó el resto de la bebida alcoholizada en un solo sorbo y clavó su mirada en Julietta.
—Dime, Julietta. ¿Qué estabas buscando?
—A mi padre, Angelo. Me dijeron que iba a asistir a la fiesta y aún no le he visto. Mas bien, no le he visto desde hace tres años.
—Angelo, um...—balbuceó levemente, rascándose con desdén su barbilla.—Me suena. Creo que la ultima vez dijeron que estaba en la azotea. Pero bueno, seguro que bajará ahora a ver a su encantadora, pero patosa, hija.—comentó con una sonrisa.
Aquella sonrisa parecía aturdir a Julietta, era embriagadora, con un toque de oscuridad y maldad a la vez. Sus dientes perfectamente alineados, de un color blanco impoluto, y sus labios finos y rosados. Varios golpes leves en la puerta, desconcentraron a Julietta de sus pensamientos cuando esta se abrió. La silueta de Jadelyn apareció.
—Julietta...—comentó al ver a su acompañante Orion, y no dudó en fruncir el ceño.—Todos están esperando para el baile oficial. Tenemos que bajar, no podemos empezar sin ti.
—Em, sí, claro.—asintió dirigiendose a la salida junto con la joven bruja.—Nos vemos luego, Orión, disfruta de la fiesta.
Orión asintió con la cabeza y Jadelyn cerró la puerta rapidamente, tirando a Julietta del brazo.
Parecía estar algo nerviosa, caminaba de una manera rapida y tintineante que a Julietta le estaba poniendo de los nervios.
—¿Se puede saber que te pasa?
—¿Qué te ha dicho? ¿De que habeis hablado?—espetó, poniendo sus manos en los hombros de la neófita.—No he notado buenas vibraciones allí dentro, Julietta.
—No ha pasado nada, Jade. Tan solo hemos hablado de mi padre...
Jadelyn tan solo suspiró intentando tranquilizarse para mostrar una sonrisa que, en cierto modo, parecía un poco forzada. Ambas bajaron por las escaleras y entraron a la sala de baile, donde la gente esperaba, junto con sus parejas. Julietta empezó a ponerse un tanto inquieta, debido que ella no tenía un acompañante para bailar, así que simplemente se digno a caminar hacia el centro. En pocos instantes la música empezó a sonar y unas heladas manos tiraron de ella, haciéndole chocar junto a robusto pecho masculino. Julietta alzó la mirada y observó aquellos ojos azules que no podía sacar de su cabeza. Era él, estaba allí, y ella entre sus brazos.
—Aun estoy en espera de un agradecimiento por salvarte el pellejo—comentó entrelazando sus dedos con los de Julietta, siguiendo el ritmo de la música.—Dos veces.
—Nunca te pedí que me salvaras. Además, solo me salvaste una vez.
—Acabo de salvarte del mayor ridículo de tu vida; delante de todos los vampiros de esta sala, eso merece como mínimo una muestra de agradecimiento.
Julietta apretó sus labios y miró a Nicolás a los ojos, perdiéndose en ellos. Apoyó su cabeza levemente en el hombro de él; y cuando sus labios casi rozaron su oreja derecha, con un poco de tartamudeo, se dignó a decir:
—Gracias.
Nicolás no puedo evitar dibujar una leve sonrisa en su rostro. Bajó una de sus manos que estaba libre hacia la cintura de Julietta, la cual se dejaba llevar por el ritmo lento de la música de violines.
El baile parecía ir de maravilla, la gente bailaban a su alrededor, riendo y sonriendo. Otros permanecían junto a la zona de copas; entre ellas se destacaba la cabellera rubia de Victoria, que tenía entre manos una botella de licor.
Todo parecía ir bien, hasta que el centro de la pista, justo al lado de Julietta y Nicolás, cayó un cadáver sangrando por el cuello. La gente tardó en reaccionar unos segundos, pero enseguida el alboroto y los chillidos se formaron en la sala. Junto al cuerpo se estaba formando un charco de sangre, que llamó la atención de muchos, sobre todo de Julietta, que no daba crédito a lo que acababa de pasar. Nicolas con un leve movimiento de su brazo, giró el rostro del fallecido, mostrando las facciones de Angelo.
—¡Papá!—gritó Julietta desgarrándose la garganta.—¡Oh dios mío!


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